behind the mastermind

una amiga anduvo en turquía, me mostró fotografías y por primera vez me dieron ganas de concer el lugar. me gustaron mucho sus fotos, había un dejo de emoción muy dulce en ellas. supongo que cuando algo te gusta, la pasión logra transmitirse sin problemas.

una amiga anda en europa, me escribió y dice que ha visitado lugares muy interesantes. paris, bélgica y amsterdam. no en ese orden. la sensación de hastío crece cuando me doy cuenta que no he viajado nada.

una amiga anduvo en venezuela y perú. hace un par de días anduvo en trinidad y en una semana parte para paris. me divierten mucho sus crónicas y me da envidia por todo lo que ha visto sin necesidad de fotografías.

un amigo partirá a vivir a nuevayork en un mes. ahora está aquí en austin aún y estamos trabajando para sacar adelante un cómic que estoy escribiendo y del cual somos co-creadores. no hay fecha de regreso, pero me dice que siempre puedo ir a visitar.

ni siquiera tengo pasaporte. ni siquiera puedo abandonar estados unidos. ni siquiera puedo visitar méxico. me siento exiliado y atrapado en un mismo lugar. me ahoga el no poder moverme. me asfixian estas cuatro paredes cuando no estás.

me he concentrado tanto en preparar proyectos, tratar de planear un futuro que me he olvidado de disfrutar el presente. a veces me pregunto si estoy haciendo las cosas bien. me preocupa demasiado el futuro. el presente pasa y pasa... este post será historia en un minuto y ese minuto ya no volverá.

no me preocupa envejecer. esa no es la cuestión. no cambiaría lo que sé ahora o lo que he experimentado por tener 5 años menos. no me preocupa envejecer, pero me preocupa no lograr mis metas. me preocupa que la vida me pase de largo y no haber hecho nada de provecho ni con mi vida ni conmigo, ni con las personas que me preocupan.

tengo dos años de atraso en mis proyectos personales. mi vida tiene que dar un giro pronto porque siento que algo me sucederá... algo que no tendrá solución y no quiero dejar cuentas pendientes o ilusiones rotas.

nada me frustra tanto como verme en el espejo al final de otro día perdido.